Mientras hay esperanza, hay vida

Getting your Trinity Audio player ready...

Tengo un amigo, en el que ya me inspiré en otra entrada, que ya está a punto de cumplir los 50. Hace ya casi un año, decidió dar un giro a su vida y ponerse en forma. Está todavía en camino, pero ya ha logrado mucho y ya no está gordo. Cuida su alimentación; hace HIIT; trabaja la fuerza con pesas rusas, dominadas y flexiones; duerme bien; no fuma; no bebe alcohol y se toma la vida con calma.

En ningún momento se le ha pasado por la cabeza que ya es muy mayor para hacer ejercicio intenso o que es tarde para ponerse en forma.

No lo hace por verse más guapo ni para presumir. Simplemente quiere vivir más y en mejores condiciones. Cantidad y calidad de vida. O, como dice él: “Quiero jugar con mis futuros nietos en el parque”. No es probable que sea abuelo pronto, pues su único hijo solo tiene 7 años. Pero si aúnas optimismo, constancia e ilusión puedes llegar mucho más lejos de lo que piensas.

No nos resignemos, ni hoy ni nunca. Apuntemos a lo más alto sin vértigo. No temamos a las inevitables caídas, pero levantémonos. Y, sobre todo, levantémonos del sofá y luchemos por nuestros sueños.