No vine a este mundo para tirar la toalla, sino para secarme el sudor con ella

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Cuando eres consciente que cada logro, por pequeño que sea, no tiene vuelta atrás, sabes que más tarde o más temprano lograrás tu objetivo. Sin prisa y sin pausa, ignorando cantos de sirena que te prometen resultados mágicos en pocas semanas sin esfuerzo. La magia está en no rendirse, ser constante, levantarse tras las caídas y dar lo mejor.

No cuentan los años ni el punto de forma física desde el que partimos. Lo único que realmente importa es no darse por vencid@s.

Puede que llegar a estas convicciones lleve años, pero una vez que lo tengas claro, serás más fuerte que nunca, más fuerte que cualquier kettlebell que puedas levantar, por pesada que sea.